jueves, 13 de noviembre de 2014

LA SEGURIDAD Y LA DUDA

En la gramática italiana el “Yo” siempre va delante. Para ellos lo correcto es decir “Yo y mis amigos”. Para nosotros, los españoles, en cambio, eso es impensable. Debemos decir “Mis amigos y yo”, y ay de aquel qu ponga la primera persona del pronombre personal delante… Eso, a simple vista tan liviano, es sin embargo sintomático: indica muy a las claras una determinada manera de vivir la vida: pisando fuerte o con humildad. Equivale a sentirse el centro del mundo o uno más del equipo. También esta dicotomía, como todas, puede trasladarse al mundo de la literatura. Al fin y al cabo, hacer literatura es pintar una copia del natural (que es la vida). Mirado así, optar por la primera persona no deja de ser egocéntrico. Significa reducirte a ti mismo. Decantarse por el diario es olvidar a los demás y pensar solo en uno, en que todo gira en torno a ti. Es ver con una mira muy pequeña, observar los árboles, pero desentenderse del bosque entero. Es hablar con uno mismo, es verse por dentro, es ser todo corazón. Es hacerse preguntas y tener que darse respuestas porque nadie lo hará por ti. Escoger la tercera persona, por el contrario, supone tener en las manos un gran teleobjetivo que te hace ver el bosque completo y no permite que se te escape nada. Pero no, las cosas no son nunca tan fáciles... Hay algo más y esa es la clave. La clave está en dónde te coloques: si te quedas en la barrera y observas a los demás de igual a igual, formaréis un equipo, sí. Pero ¿qué sucede si decides darte alas y subir a lo más alto? Allí tendrás el mundo en tus manos y te convertirás en un narrador omnisciente. Serás Dios, que lo ve todo, que lo sabe todo, que tiene el poder de hacer todas las preguntas porque sabe todas las respuestas. Buf, puede que el diario sea egocéntrico, algo propio de adolescentes que solo saben mirarse el ombligo... Pero la narrativa omnisciente es prepotente y huele bastante a caduca. Miremos, por tanto, de igual a igual, interactuemos con el otro. Preguntémonos y dudemos, dudemos siempre.

1 comentario:

  1. En Cuba, cuando alguien empieza por "Yo...", replicamos, interrumpiéndolo si necesario: "¡El burro delante!" A veces he pensado que si el concepto "Yo" no existiera seríamos menos pedantes y egoístas; Ahí están las plantas: ¡ellas nunca dicen; "Yo"!

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